lunes, 22 de febrero de 2021

Giro a la derecha

 

OPCIÓN #3. Arte para la igualdad.  


GIRO A LA IZQUIERDA

El día había amanecido como cualquier otro… La luz de la mañana se colaba por entre las cortinas y algún pajarillo madrugador piaba en la arboleda bajo su balcón.

Y por un momento, por un solo momento, se permite pensar en que todo era igual que antes. Que aún tenía piernas, que aún miraba el mundo desde su metro ochenta, que aún podía correr para tomar el tranvía…

Pero luego llega el choque de realidad con la fuerza de una losa cayéndole sobre el pecho, y mira la silla de ruedas junto a su cama. Acontece entonces la rutina mil veces repetida: incorporarse en la cama, colocar una pierna, colocar la otra, agarrar la silla, verificar que tuviera puesto el freno, moverse a la silla, colocar una pierna, colocar la otra, chocarse por enésima vez con la estúpida cómoda del salón, e ir al baño, para repetir después la misma historia en el inodoro y en el taburete de la ducha. Agarraderas, tiene que instalarlas ya o un día se dejará los dientes en el plato de ducha.

Y cuando por fin ya está aseado y vestido, secretamente satisfecho de que hoy los dioses le hubieran sonreído porque solamente se había quemado una vez mientras preparaba un potaje de garbanzos (¿de verdad que se necesitaba tanta burocracia para pedir un permiso de obra y romper un par de bloques y bajar la altura de los fogones y la encimera?), el cartelito de las narices en la puerta del ascensor parece burlarse de él…

¿En serio?

Pues sí.

¡Otro día en casa!

Sin calle, sin súper, sin farmacia… En casa, a solas consigo mismo…

 

GIRO A LA DERECHA

El día había amanecido como cualquier otro… La luz de la mañana se colaba por entre las cortinas y algún pajarillo madrugador piaba en la arboleda bajo su balcón.

Y por un momento, por un solo momento, se permite pensar en que todo era igual que antes. Que aún tenía piernas, que aún miraba el mundo desde su metro ochenta, que aún podía correr para tomar el tranvía… Pero hoy tiene partido de baloncesto con los chicos, así que más le valía ponerse en marcha...

Así que espanta el choque de realidad —ahora no, muchas gracias—, y mira la silla de ruedas junto a su cama. Acontece entonces la rutina mil veces repetida: incorporarse en la cama, colocar una pierna, colocar la otra, agarrar la silla, verificar que tuviera puesto el freno, moverse a la silla, colocar una pierna, colocar la otra, e ir al baño, para repetir después la misma historia en el inodoro y en el taburete de la ducha. Benditas agarraderas, cuántas veces lo habían salvado de dejarse los dientes en el plato de ducha.

Y cuando por fin ya está aseado y vestido, lava la loza sucia y pasa el paño por la encimera reformada, se siente secretamente satisfecho de que el potaje de garbanzos le hubiera quedado exactamente igual al de su madre. Ah, pero el cartelito de las narices en la puerta del ascensor parece burlarse de él…

¿En serio?

Pues va a ser que no.

Entonces Juan saca el teléfono y llama a los chicos de la asociación. Tendrá que esperar un poco, pero no le importa. Lo cargan en andas escalera abajo y se despiden llamándolo por su nombre. La calle se abre más o menos diáfana ante él y Juan no puede evitar inhalar con fuerza el aire que sabe a primavera. Tiene mil cosas que hacer, así que rueda calle adelante. Siempre hay bordillos insalvables o coches obstaculizando las rampas, pero Juan no se deja desanimar y llega por fin a la farmacia. Es su farmacia favorita, la verdad. Después, el súper, de pasillos anchos y con entrega a domicilio, sí, sí, muy bien, ¿pero tienen que poner los estantes tan altos? El tranvía está lleno, y requiere cierta generosa paciencia por su parte llegar al espacio reservado y atarse el cinturón de seguridad. Es bastante incómodo, la forma en que la gente se aparta y evita mirarlo a los ojos. O peor aún es cuando no lo hacen y solo ve la lástima en ellos…

Él sigue siendo él.

A pesar de todo el progreso, sigue habiendo barreras, físicas, sociales y culturales, y aunque el mundo puede ser aterrador en ocasiones, cada pequeño gran cambio, cada pequeña victoria de la accesibilidad, supone una revolución que se extiende como las ondas de un estanque. 

lunes, 15 de febrero de 2021

Un paso más





1. El pasado 8 de octubre de 2020, el Consejo de Gobierno de la Universidad de La Laguna (ULL) aprobó el Reglamento de atención a la diversidad de género y para el acompañamiento a estudiantes trans en la Universidad de La Laguna.

Este puede resumirse brevemente en el desarrollo del procedimiento y las medidas administrativas necesarias para el cambio de nombre de uso legal por otro conforme a la identidad de género expresada por el alumnado trans de la ULL, sin discriminación de edad ni forma de acceso a los estudios universitarios, dentro del ámbito interno del centro académico y sin condicionarlo a ningún justificante de tratamiento médico o a la aportación de diagnóstico médico o psicológico. Será efectivo en toda su documentación universitaria (salvo en las actas).


Se hace explícito, además, el derecho al uso de instalaciones, baños y vestuarios, acorde a su género sentido, y a las actuaciones a seguir en materia de discriminación y de formación y sensibilización de la comunidad universitaria.


Este reglamento se encuadra en el marco del Segundo Plan de Igualdad de Género y del Protocolo para la detección, prevención y actuación en los supuestos de acoso sexual y de acoso sexista de la ULL, en coordinación con el Vicerrectorado de Estudiantes y la Unidad de Igualdad de Género de esta universidad.



2. A pesar de los avances normativos al respecto (especialmente en Canarias), el colectivo trans se enfrenta, entre otras muchas, a múltiples barreras administrativas, principalmente porque la expresión de género y nombre no corresponden con los del DNI.

Además, para poder cambiarlos legalmente, requiere de cierto nivel de burocracia que no es rápida ni accesible en según qué casos: informe médico o psicológico sobre incongruencia / disonancia / disforia de género, informe psicológico de que tal disonancia no se corresponde con un trastorno de la personalidad, y tratamiento hormonal de al menos dos años para el cambio de género, que resulta bastante caro, aunque la Seguridad Social financia una parte (salvo que por salud o edad no sea posible; en tal caso debe aportarse un certificado médico). Solo entonces se podrá solicitar en el Registro Civil la rectificación registral de sus datos en toda su documentación oficial: tarjeta sanitaria, títulos académicos, DNI y pasaporte, carnet de conducir…


Nótese que hasta antes de la Ley 3/2007 del 15 de marzo, reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas, se requería la constancia de un cambio de género mediante la llamada cirugía de reasignación sexual.



3. Entre las previstas por este reglamento, se están llevando a cabo una serie de actuaciones específicas en materia de formación y sensibilización de todos los sectores de la universidad (estudiantado, personal docente e investigador y personal de administración y servicios), como campañas informativas y jornadas virtuales sobre la diversidad sexual, de género y de expresión de género.


Ciertamente, a solo unos meses de su aprobación, aún es pronto para valorar su impacto, pero al menos la ULL tiene la intención de crear un espacio donde se proteja la dignidad y los derechos de este colectivo, y en general, de atención a la igualdad y a la diversidad.





4. Una de las fortalezas de este reglamento es que no está sujeto a los mismos requerimientos legales para el cambio oficial de nombre y sexo. Tan solo hace falta una solicitud formal y en el plazo máximo de tres meses, toda la documentación y bases de datos serán actualizadas con el nuevo nombre y género, incluso aunque aún no hayan modificado sus datos oficiales.


Una de sus debilidades, es que no va más allá de donde puede ir. Su ámbito de aplicación es el estrictamente universitario, pero aun así, es un paso de gigantes, principalmente por el alcance social en materia de formación y sensibilización de la comunidad universitaria.

Tengo una sobrina que ha sufrido durante años por la construcción de su identidad sexual y solo ahora recientemente ha llegado a ser lo suficientemente fuerte para expresar su género acorde a como lo siente. Así que sí, considero que la ULL está proporcionando un espacio seguro donde expresar su género y su identidad, sin prejuicios administrativos primero, y sociales después. En tanto se decida a hacerlo oficial, en su perfil del Portal del Alumno, en las listas de clase, en su carné universitario…, constará el nombre y género por el que se siente identificada, no aquel que le pusieron al nacer.





lunes, 8 de febrero de 2021

Rosa y el poder de un 'no'

 

1 de diciembre de 1955, Montgomery, Alabama.

Ella prendió la llama.
Vivían en un mundo aparte, siempre sin cruzar la raya. Los malditos carteles, siempre presentes, "White only", "For colored only", en baños, fuentes, entradas..., hasta el espacio les estaba vedado, con asientos propios donde no molestaran ni ofendieran con su presencia, como si el color de la piel fuera una enfermedad que se transmitiera por contacto.
En un país en el que la segregación racial estaba institucionalizada y legalizada en varios de sus estados, especialmente en el sur, Rosa dijo que no. Que no se movería al fondo del autobús, al espacio que tenían reservados 'los de su clase'.
—¿Por qué todos nos empujan en todas partes? 
Podrían haberla tomado en alzas y haberla sacado en cualquier momento. Quizás porque era mujer, quizás por la tensión del momento, o la inestabilidad general, quizás sencillamente porque por fin empezaban a hacerse oír sus voces, Rosa se quedó allí sentada, observada, evaluada... Y en cierta forma, temida.
Pasó la noche en la cárcel, se le impuso una multa 'por perturbar el orden público', y perdió su trabajo, claro está. Nadie quería a una activista en su empresa, pero ella se negó a callar, y de forma pacífica siguió haciendo oír su propia voz.
Rosa Parks fue la gota que rebosó el metafórico vaso de un tal Doctor King (así lo llamaban) y que lo empujó a la acción, impulsando el movimiento de protesta contra la segregación en los autobuses públicos, pregonando un cambio pacífico basado en la igualdad. Ese fue el principio de la lucha por los derechos civiles que transformó una nación.
Un año después, el caso de Rosa llegó a la Corte Suprema y lo declaró anticonstitucional, sentando precedente para declarar ilegal la segregación en los autobuses, restaurantes, escuelas y otros lugares públicos. 
Siempre he admirado la valentía de Rosa para desafiar al sistema siguiendo sus propias reglas, exigiendo dignidad y respeto. Un 'no' fue suficiente. Un 'NO' es lo que deberíamos decir todos ante la desigualdad y la discriminación.
Un gesto pequeño, un paso de gigantes.



miércoles, 3 de febrero de 2021

Dos mujeres de Bletchley Park

 

(Cartel de la miniserie de 2012)






La serie se centra en la vida, años después, de un grupo de mujeres que trabajaron en Bletchley Park, el centro británico de desencriptación de códigos durante la Segunda Guerra Mundial. Allí se diseñó Colossus, la primera computadora, allí estuvieron Tuttle y Turing y allí se craqueó el código de Enigma, que concedió a los Aliados una ventaja estratégica.

Una de ellas contaba que, en los días finales de la guerra, iba en un tren lleno de gente y que una señora, mayor que ella, la increpó para que le cediera su asiento a un soldado:

—Él ha servido a su país, y se merece un poco de respeto. Levántate.

La joven tuvo que morderse la lengua y levantarse.

Es este un caso de discriminación abierta por género y también por error. La señora perpetúa la preeminencia del varón como el único digno de valor intrínseco, a pesar de ser ella misma miembro de ese colectivo afectado (discriminación interiorizada). Claro está, la señora no tenía ni idea de que esa muchacha frente a ella había hecho su parte durante la guerra. Tan solo asumió el estereotipo y las convenciones sociales de su época, en detrimento de su propio sexo.

Otra de estas mujeres veía crecer a sus hijos admirando a su padre por haber servido en la guerra —por ser un héroe—, mientras ella tenía que callar y permitir que sus propios logros permanecieran ignorados, más o menos resignada a su papel de únicamente madre y esposa.

Similar al otro caso, ella se sentía discriminada por error (= omisión) e ignorancia.

En Bletchey Park, un 75% de sus residentes eran mujeres: criptoanalistas, matemáticas, estadísticas, lingüistas, expertas en comunicaciones...

Solo décadas más tarde, cuando se desclasificaran los expedientes, y la confidencialidad y el secreto ya no hubieran de ser guardados, el mundo sabría de la importancia y la trascendencia de la labor de las mujeres de Bletchley Park, visibilizándolas y restaurándoles su lugar en la Historia.


martes, 2 de febrero de 2021

Presentación

Hola, me llamo Maite García, tengo 49 años y trabajo como auxiliar de conserjería en la Universidad de La Laguna, en Tenerife.

Si has llegado a esta página, lo más probable es que también seas alumno del curso Fundamentos sobre la igualdad de trato y la no discriminación, que imparte el INAP este año. Y es todo un mundo —y un poquito aterrador—, el participar en esta experiencia de aprendizaje compartido.

Siempre quise hacer este curso... Desde que supe de él, pasé por toda la batalla tecnológica de darme de alta en el INAP para poder preinscribirme.

¿Que por qué?, quizás se pregunten. Pues por varias razones, la verdad... Primero porque me atraen las políticas públicas al respecto (gracias al cielo ya no existe algo tan horroroso y terrible como aquella Ley de Vagos y Maleantes), pero también porque quiero mejorar, como profesional y como persona, en mi trato al usuario y a los demás.

Espero ir adquiriendo herramientas, competencias y habilidades que me permitan reconocer situaciones de desigualdad y discriminación. No hablo de las flagrantes, claro está, sino de esas otras, sutiles, que llevamos interiorizadas en virtud de nuestra educación y de las que ni siquiera somos conscientes.

Así que aquí estoy, superando este pánico escénico y lanzándome de cabeza.

Les dejo aquí una vista nevada del Teide, siempre presente, en su cara norte.



Reto 4. La comunicación como herramienta

Sobre la falta de comunicación o participación Dentro del marco de los Presupuestos participativos de la Universidad de La Laguna 2021 , fue...